sábado, 24 de febrero de 2007

DIEZ MILLONES

Mataró, 24/02/2007
Publicado en: El Faro de Ceuta

He decidido, definitivamente, no ir en autocar al trabajo porque ya pasa de castaño oscuro. Me aclararé: acostumbro a ir en autocar, desde mi domicilio al trabajo, recorriendo 30 kms por autopista, 6 kms por el casco urbano y luego en el ferrocarril Metropolitano otros 6 kms hasta la puerta de entrada de mi empresa. La vuelta a casa, por la tarde, lo mismo pero al revés.
Me ahorro un pastón (todo el desplazamiento lo hago sin pagar y no por la cara precisamente, pues trabajo en Transportes Metropolitanos) entre el peaje de la autopista y la gasolina. Sin embargo, últimamente he notado cierto aumento de pasajeros en el autocar y con ello cierto cambio en el ambiente atmosférico del interior del mismo. No es que quiera pedir excusas por si algún pasajero se siente ofendido, pero es lo que es: ese aumento de pasajeros es la suma de inmigrantes sudamericanos, norsaharianos y subsaharianos que han optado por residir en mi misma ciudad teniendo el trabajo lejos.
El cambio atmosférico a que hago referencia, puede estar incluido en un expediente para Kyoto, es consecuencia del supuesto desconocimiento que tienen la mayoría de inmigrantes y algunos españoles de que existen unos grifos que abren una especie de alcachofa metálica o de plástico por cuyos agujeritos sale un líquido que nosotros los otros españoles llamamos agua y que sirve, entre otras cosas, para limpiarnos esa mugre que el sudor y el polvo (interprétenlo como quieran) deja pegado a nuestro cuerpo. Esta verdad como un templo deja mi pobre nariz resoplando incómoda durante todo el viaje. No hablemos de cuando el autocar tenga encendida la calefacción, el tiempo anda a mi favor, entonces ya veríamos a que olería esa atmósfera asada por los gases calefactores.
A partir de ahora cogeré siempre mi coche, uno de los coches, para ir al trabajo. Como sólo me quedan cuatro meses para la prejubilación…
Este preámbulo no significa absolutamente nada, pero ya es un tufo comparable a la insistencia del PP y de los que lo apoyan ciegamente o tanto sobre el manido tema de que lo respaldan 10 millones de españoles… Vamos a ver, según mis últimos datos referidos a la población española en 1 de enero de 2006, el país tenía 44.708.964 (Ceuta 75.861 habitantes), entonces pregunto yo ¿Dónde están esos 34.708.964 millones de habitantes?. Obviamente se que no todos tienen derecho al voto pero… ¿no creéis que existe una mayoría que sobrepasa esos 10 millones? ¿Y que esa mayoría no apoya al PP?



Ahí está un dilema que la izquierda y algunas derechas (no existe el centro) aún no lo han planteado abiertamente en los medios de comunicación y que demuestra a las claras la clara tendencia de los peperos por los números manejados para que jueguen a su favor, como si jugadores de póker profesionales fueran. Así están las cosas y así lo son, por lo que los peperos ceutíes y melillenses andan soñando con peras en el olmo, subyugados por números que a la hora de la verdad son insuficientes para auparlos al poder. ¿No han pensado en ello? Como andan soltando tantas diatribas que ya han mareado, qué digo, han drogado la perdiz, las carpas y hasta al águila esa que desapareció de cierta antigua bandera.
Creo, humildemente, que existe un sentido común en algún lugar del cerebro y que ese sentido común debe estar presente siempre como asesor de nuestras decisiones, mucho antes de dar la salida a las mismas. Lo que anula ese sentido común es la ambición personal que arrastra serias consecuencias… consecuencias que las pagarán todos los españoles de uno, otro o ningún giro político.
Si el Estado está para servir a los españoles (ya pasó aquella oscura época de que los españoles estábamos para servir al Estado) y administrar el gobierno y la gestión del país; ese Estado dispone de suficientes y completos medios para luchar contra cualquier contratiempo, cosa que no disponemos nosotros los ciudadanos, y por ello no se comprende tanta insistencia de los peperos de negar cualquier actuación del mismo. El Estado dispone de Fuerzas de Seguridad ¿no?, éstas luchan contra el terrorismo y los criminales disfrazados de terroristas. El Estado dispone de Justicia ¿no?, ésta juzga y castiga a los terroristas y a los criminales disfrazados de terroristas… ¿Entonces? Sobran los pactos, sobran las negativas de una oposición que está a lo que cae y si lo que cae es por una exigencia de esa misma oposición: la negarán con toda evidencia luego. ¿A qué juegan señores peperos? ¿A qué juegan señores y señoras aduladoras de los peperos? Dejen gobernar que luego gobernarán ustedes y se encontrarán con una mota de polvo, esa mota de polvo que flota en la atmósfera del autocar que me lleva al trabajo, y que al final no resulta ser una mota, sino una viga desprendida de Atocha. ¿Qué pasa con Zaplana? ¿Ya no es portavoz?

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