lunes, 15 de mayo de 2006

SE ME CAE LA CARA... DE VERGÜENZA AJENA

Mataró, 15/05/2006
Publicado en "El Faro de Ceuta"

Uno ve plácidamente la tele, sentado cómodamente en su butacón preferido, algunos programas chabacanos mientras espera la hora de los telediarios…

¡¡Un espanto!! Mi cerebro no acepta lo que ven mis ojos y me deja un poco alelado, atónito, atontado, aturdido, boquiabierto, confundido, confuso, de piedra, desconcertado, estupefacto, pasmado, patidifuso, patitieso, paralizado, zorzal…

Los espectáculos apabullantemente patéticos, y vergonzosamente banales mostrados en la honorable Asamblea de la Comunidad de Madrid y en el no menos honorable Congreso de Diputados por los miembros del PP, expulsión de uno de sus diputados incluida, deja bien a las claras quienes fueron, quienes son y quienes serán en nuestro país.

La actitud de esos políticos escandalizándose por la actuación policial contra algunos de sus militantes no tiene ni la más mínima razón de ser considerada una manifestación democrática, más bien es una demostración de unos supuestos derechos al griterío y al pataleo que se daban en los gallineros de los cines de los años cincuenta y sesenta como desfogue de una rabia mal contenida.

Estos políticos, descendientes directos de aquellos nombrados a dedo en la pasada dictadura, no moverían ni un dedo si esos mismos militantes fueran detenidos por cometer un delito criminal (sea el que fuere), más aún los borrarían de la lista de socios pepeístas y comentarían que ya habían sido expedientados y apartados del partido hace tiempo. Así funcionó el anterior régimen y así funciona y funcionará ese partido… y pensar que entonces, cuando uno hablaba en un corrillo de amigos y decía “… qué mal hace (Franco o cualquiera de sus “dedales”) esto o aquello” estaba ya sentenciado de antemano a dar con sus huesos en el duro suelo de una celda después de recibir un “sin cuento” de malos tratos. Ni un solo consejero del Estado o miembro de aquellas Cortes Españolas manifestarían su apoyo al supuesto disidente. Darían también con sus huesos en la cárcel.

Si los policías van a la cárcel por detener a manifestantes del PP y no van a la cárcel por detener a manifestantes que no son del PP y encima arreándoles palizas con sus porras y fusiles de goma, bueno estamos. En la democracia todos somos iguales… ¿o no?, pues no veo la diferencia en que si a un representante del gobierno perteneciente al PP lo zarandeen y le griten a la cara epítetos diversos, los autores sean detenidos y enviados a juicio para contento de los pepeístas (ha ocurrido y censurada su comunicación a los medios públicos) y consternación del resto de las fuerzas políticas, sea usado contrariamente a la razón cuando es contra un representante del Gobierno perteneciente a otro partido que no sea el PP.

Total deshonor se hace el portavoz del PP subiéndose a las barbas de todo un presidente del Congreso, (entrando en la zona solamente reservada al Presidente, cosa nunca vista) con el objetivo de que se retractara de la expulsión de uno de sus diputados. Increíble actuación de ese portavoz que hace gala de un total desprecio hacía un Presidente del Congreso, legal y oficialmente elegido democráticamente, y del Reglamento de las Cortes en el que consta el derecho de expulsar a cualquier diputado o persona y los motivos por lo que se hace uso de ese derecho. Tan execrable actuación, equiparable a la de un capo mafioso subiéndose al estrado del juez para pedirle (¿amenazarle?) directamente algo en beneficio de un familiar o miembro de su banda acusado y juzgado en ese momento, me deja la cara más roja que las dos franjas de la bandera de vergüenza ajena y totalmente amarilla, como la franja del medio, por la bilis que suelta mi cuerpo al ver que esas imágenes y esas palabras están dando la vuelta al mundo y pensar en que ese personaje pueda ser en el futuro uno de los que gobiernen nuestro país…, para llorar ¡¡vamos!!. ¿Dónde está la ética? El PP necesita un maestro que les enseñe las maneras educadas y verdaderamente democráticas.

Los chulos no sirven a su país para nada y eso es lo que han demostrado ser, aparte de otras cosas, los representantes del PP en la Asamblea de la Comunidad de Madrid y en el Congreso de Diputados con esa patética y ridícula demostración con las manos esposadas y esos gritos y poses de patio de colegio de extrarradio. ¡¡Qué vergüenza, Dios mío!!, no los perdones que saben lo que hacen.

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