viernes, 19 de mayo de 2006

METERME EN POLÉMICAS

Mataró, 19/05/2006
Publicado en "El Faro de Ceuta"

No es mi norma meterme en polémicas, en ésta ocasión tampoco voy a polemizar por unos actos de gente ajena y sí contestar a la desviación que hace referencia la respuesta a una de mis cartas.

En exquisita atención al sr. Mendoza por su pseudo-respuesta, veo que aún existen reliquias del más lóbrego pasado, como lo expresa muy bien un buen amigo mío, que lamentan la pérdida de unos valores que creían eternos.

Aparte de todo lo que responde en su carta cuya casi mitad es una copia de partes de la mía, lo que es de agradecer por alargar mi opinión expuesta en la prensa unos días más, tiene dotes de colgador de sambenitos en las espaldas de los demás.

Cada cosa en su sitio, señor mío, mis opiniones son presentes, no ausentes ni retrógradas; mis opiniones vienen de hechos y actos actuales que se refieren a cualquier cosa que se salga de los cauces normales de respeto, educación, ética, etc., y todos los calificativos que usted quiera poner, cuando se trata de la función pública, sea quién sea su autor o autores y no defiendo a ningún partido político como quiere hacer creer. Las citas que realizo entretanto son -citas no opiniones- de algunos puntos vigentes en la actualidad de referencias pasadas, además son de cuando yo estoy presente y tienen un objetivo: que llame la atención de aquellos que en sus respuestas saquen a relucir sus intenciones, como así ha sido. Esto es lo que no quiero que resucite. Un sambenito descolgado.

Por desgracia ¿o no?, no soy arqueólogo y no me dedico a extraer reliquias de tiempos remotos ni de muertos bien enterrados, con el debido respeto. Para eso están los arqueólogos profesionales en cumplimiento de su trabajo y que llenan los museos de todo el mundo y la gente como usted que se empeñan en no olvidar el pasado, teniendo además introducido entre ceja y ceja el recuerdo de los crímenes de algunos, que no todos, contrarios a su postulado cuando no el de los que defiende tan claramente. Y no dudo que lo sabe muy bien que los hubo, hay y habrá y muchos. Un sambenito descolgado.

Que uno sienta vergüenza ajena por determinados hechos y la exponga públicamente no creo que sea una falta de respeto… o ¿es que usted pertenece a esa clase de gente que obligan a callar las verdades tangibles?. La auténtica falta de respeto la están dando toda esa gente que usted sabe y que todo el mundo puede verlo, notarlo, sentirlo, constatarlo sin cortapisas de manera tan pública y notoria. Su frase referida a este concepto queda muy patente en los que defiende: donde termina el propio respeto. Un sambenito descolgado.

Esa costumbre de usted, y de los “suyos”, de repetir una y otra vez actuaciones y hechos pasados bien enterrados y bien encerrados no es más que una burda campaña para tratar de desviar la atención del verdadero culpable, sea persona, acto o acción, y justificar unos hechos que no tienen, en éste caso, justificación ética alguna y si una enorme falta de respeto hacía los demás al utilizar cadáveres y víctimas para prolongar el mito. Un sambenito descolgado.

En cuanto a la dedicación teóloga, que es cosa mía, sólo puedo decir que me asombra usted, en éste caso no voy a dedicarle tantos sinónimos, al encerrar entre paréntesis esa suposición de que me refiero al Dios de los cristianos…, ¿acaso existe alguna otra deidad cuyo oído haya recibido un “perdónalos”?. Que yo lea o vea, ningún otro dios ha recibido una súplica tan sublime, al menos tal como relatan los libros de teología de todas las religiones. Un sambenito descolgado.

Y para finalizar mi respuesta a su carta, respuesta que no tendrá más continuación diga lo que diga usted posteriormente, “…también se quedó atónito y todos los demás calificativos…”. Ya le decía más arriba, señor mío, que cada cosa en su sitio y si quiere hacerme recordar cosas y hechos que, por suerte, yo no he vivido, quiero aclararle que no es mi canon creerme lo que los demás dicen sobre la historia, aunque lo digan por escrito y acompañados de fotos. Cada bando expone lo que le conviene desechando lo que no, siempre en beneficio de cada cual y detrimento de cada quién, por lo que en mi caso es una duda razonable, ¿está claro?. Por suerte no estamos en un país bananero y el espíritu de 1978 hizo lo que se tenía que hacer: enterrar el pasado. ¿Porqué no lo entierra usted? o ¿acaso se llena los bolsillos propagándolo una y otra vez?. El último sambenito descolgado.

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