sábado, 8 de julio de 2006

LA FREGONA, EL HOMOSEXUAL Y LA ADOLESCENTE

Ceuta, 08/07/2006
Publicado en El Faro de Ceuta

Por primera vez en la historia fregar el suelo de rodillas y con trapos está penalizado por la Ley.

Aclaremos el asunto: en Italia la Corte de Casación, tribunal de justicia, ha estipulado que obligar a una mujer a arrodillarse y fregar el suelo de la casa es un crimen equivalente a maltrato.

En una ciudad italiana, el marido obligaba a su esposa a fregar el suelo de rodillas como castigo por la insuficiente dedicación que, desde su punto de vista, hacia en el hogar.

La popular fregona, según ésta noticia, quedó aparcada para mejor ocasión y no nos cabe en la cabeza que aún se lleve el fregar los suelos de rodillas en pleno siglo XXI y en un país europeo que se dice avanzado.

Lo malo resulta que ese mismo tribunal no utiliza el mismo rasero para otros crímenes de más envergadura que el mencionado, el veredicto llega un día después de que se sentenciara que llamar a alguien “maricón” es un insulto penable aunque, según esa misma Corte, llamar a un extranjero “sucio negro” no lo es, ni siquiera es racista o que abusar sexualmente de una adolescente no virgen es menos grave.



Como diría Óbelix, el compañero inseparable de Ásterix: “¡Qué locos están estos romanos!” y por cierto que es un disparate. No niego que es execrable obligar a la esposa a fregar los suelos de rodillas… si lo hiciera yo el lumbago me haría explotar, pero llamar “maricón” a alguien no puede estar penado toda vez que cualquier diccionario contiene esa expresión de manera clara y concisa. Una vez que está en el diccionario, cualquier persona puede utilizarla sin más, mas aún que ya salen del armario los largo tiempo reprimidos y perseguidos y no creo que sea un insulto llamar “marica” a un hombre afeminado si verdaderamente lo es… y si alguien se siente ofendido que vaya a la Real Academia Española y obliguen a quitar esa y otras palabras de la lista.

No menos punible es insultar a un inmigrante, o a un turista, llamándole de todo aprovechando el color de la piel o la tendencia del credo. Llamar “sucio negro” o “moro de mierda” –que de todo se ha oído- es un insulto de marca mayor que puede desembocar en tendencias agresivas si el insultado comprende todo el conglomerado del insulto. Menos mal que todavía no tienen asumido, los inmigrantes extranjeros, el intríngulis de nuestro idioma. Y como la excepción confirma la regla, vean lo que sucedió en el mundial cuando el moro argelino Zidane cabeceó al defensa italiano al comprender el alcance del insulto gracias a su larga estancia en la capital del Reino y a su experiencia lograda en visualizar corridas de toros.

Peor se ve la cuestión menos grave de abusar sexualmente de una adolescente, más aún cuando remarcan que no es virgen… ¿cómo quieren que sea virgen si ya ha sido atacada?. Estoy a favor de que castiguen severamente a quienes abusen sexualmente no ya de adolescentes, vírgenes o no, si no de cualquier persona. Aquí me apunto para encerrar al culpable y oír satisfactoriamente el cric, cric de la llave de la puerta de la celda y que se me pierda por las oberturas de las rejillas de desagüe. Aunque en los países árabes eso sea normal siempre me revuelven las tripas.

¡Esos romanos…!, perdón, digo ¡Esos italianos…!

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