viernes, 10 de noviembre de 2006

LA VISITA DEL REY

Mataró, 10, noviembre 2006
Publicado en El Faro de Ceuta

La noticia de que nuestro rey Juan Carlos I ha visitado al rey de Marruecos, Mohamed
VI, de manera privada parece más bien una antesala de la próxima visita del presidente Zapatero,que lo hará en septiembre.
Lógicamente ignoro qué hablaron ambos monarcas en la sobremesa, pero lo que no ignoro es que Crissan seguirá quejándose y preguntándose, por largo tiempo, cuando pisará tierra ceutí nuestro monarca.
Mi opinión de hoy no va por ese camino, confieso que me he desviado intenciona- damente de lo que en verdad quería opinar hoy. La de hoy se refiere a que esa visita huele a algo que se está quemando y desde luego que no es el pescado el que se quema, aunque sea, pudiera ser, uno de los puntos incluidos en la agenda de ambos monarcas.



Hay que tener en cuenta, como digo al principio,que esta visita es la antesala de la próxima escala del presidente Zapatero con el prólogo de la reunión que mantendrá la vice presidenta Fernández de la Vega para preparar, o allanar, el camino de su jefe. ¿Qué temas tratarán? ¿incluirán algo sobre Ceuta y Melilla?... ¡qué suspense!, pero como esas futuras conversaciones están dentro de lo que se llama “Secretos de Estado”, no podemos hacer otra cosa que especular sobre la próxima reunión bilateral y quedar a dos velas, principalmente si cuestionamos la situación actual de las políticas sobre Ceuta y Melilla y la concatenación de hechos por los que los alauitas entenderían como una ofensa la quimérica visita de las primeras autoridades españolas a unas tierras que consideran, en el fondo, que son suyas, de ellos, de los marroquíes.
Queremos, ciertamente, que el Estado clarifique su postura a corto y largo plazo y no dejarnos con las dudas, bailando al son de la tortuga verde ligera, para que podamos estar completamente seguros de unas intenciones que sean firmes y puntuales de esa política entre bambalinas de lujo. Muchos ceutíes se lo agradeceremos de veras.
Regresar a la ciudad que nos vio nacer es el anhelo de muchos ceutíes camino de la jubilación laboral, pero… siempre que se pueda encontrar unas garantías de que no seremos extranjeros residentes en nuestra propia tierra y a juzgar de cómo están llevando las cosas nuestros mandatarios nacionales y autonómicos, no nos fiamos ni un pelo.
A fin de cuentas, el resultado que salga de esas conversaciones bilaterales nos afectará por igual, aunque en sentidos divergentes, y ello duele si la decisión final se mantiene en la duda aunque ésta flote en una balsa de aceite escenificada por las buenas relaciones entre los dos países.

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