jueves, 24 de agosto de 2006

UNA, OTRA, OTRA… FRANCO

Mataró, 24/08/2006
Publicado en El Faro de Ceuta

Las referencias a las estatuas del general Franco Bahamonde (q.e.i.d.) así como a los símbolos que lo representan aparecidas en nuestro decano, ya rayan en las ganas de rememorar batallas dialécticas con nominaciones republicanas que no vienen al caso, por un lado, y exaltación de un régimen ya pasado, por otro.

Las patéticas declaraciones de los autores de esos artículos y, por ende, las respuestas ofrecidas en su contra son la representación de un paradigma que no debe ser tal por cuanto nuestro país está posicionado en unas cotas bastante altas en cuanto al ámbito económico, social, laboral y cultural como nunca lo estuvo. En pocas palabras: que hemos avanzado en 25 años lo que no se pudo avanzar en 39 y me importa un pepino que el timonel sea de izquierdas o de derechas.

Ya sabemos que el general Franco Bahamonde (q.e.i.d.) era gallego, como lo es de origen el presidente cubano, de quién ignoro porqué lo meten en el juego, y todos sabemos que los políticos, más cuando son gallegos, son propensos al narcisismo más descarado y el día en que no aparecen retratados en la prensa, o no salen en las pantallas televisivas, sufren de insomnio neurológico por las noches –a saber si no lo pagan con sus respectivas parejas- con lo que a la mañana siguiente se levantan con la bilis rezumando en la comisura de sus bocas y con sus ojos, enmarcados en oscuras ojeras, lanzando dardos envenenados refrenados a veces por las lentes de sus gafas. Los ataques verbales que sueltan son, para sus seguidores, épicos y ello conlleva que al día siguiente estén en la cama remirando ufano una y otra vez su foto en la prensa y comentando con su sufrida pareja los lances del momento, y todo a pesar de que se debilite su epéndimo cada vez más.



Para que la HISTORIA, así con mayúsculas, mas reciente de la España cañí de la pandereta y del botijo tenga validez creíble, ha de ser construida en terreno neutral por “ambos bandos” en un verdadero consenso que haga de la mesa de reuniones un remanso de paz, una mesa de tertulia entre viejos amigos (¿enemigos?) de la que salga la verdad, duela a quién duela…, ya se que me dirán que es utópico y encima por cuanto unos me tacharán de rojo y otros de facha a causa de mis opiniones que varían bastante en relación a los casos que se presentan por unos y otros. No vayamos a ser como esos científicos que han hecho descender de categoría a Plutón, sin que éste pobre planeta tenga culpa alguna, después de haber estado toda la vida en la Historia Geográfica de nuestro universo..

Que ese señor que mandó en España, y muy aficionado a las películas de Morán, Isbert, Leblanc, Landa y Pajares con las que se partía de risa estropeando de paso el oído de su señora esposa, tenga estatuas por todo el territorio de lo que era su finca privada no es de extrañar porque era una manera muy peculiar de tenernos a todos los españoles, tanto de derechas como “rojillos”, totalmente vigilados y controlados por cuanto sólo mirar una de esas representaciones ya estaban los ojos girando en busca de los grises…, igualito, igualito que los faraones.

En fin, como yo no he vivido la época que muchos califican de terrible, solo quiero preguntar una cosa: ¿Qué hizo, de verdad, el general Franco Bahamonde por Ceuta?, aparte de castigarnos a los jóvenes con el servicio militar obligatorio, -con lo que la economía ceutí creció bastante merced, en parte, a las visitas de las familias de esos pobres y sufridos quintos, sobre todo los comercios de hebreos e hindúes y algunos hoteles, hostales, pensiones y restaurantes “de derechas”, lo reconozco- no creo que ese señor halla hecho algo importante por nuestra ciudad si no es llenarla de banderas y de gente con el brazo en alto que, a la postre, no sirvieron de nada a los miles de ceutíes que tuvieron que emigrar en busca del pan de cada día.

En fin, reitero lo que escribí en otro artículo publicado en nuestro periódico: el esfuerzo que hicimos en 1978 por zanjar el pasado, merece la pena seguir manteniéndolo y, si cabe, mejorarlo aún más con el único fin de no perder el escalón alcanzado en el conjunto de naciones fuertes y tratar de superarlo en un futuro cercano. Hay otros problemas más graves que quitar o no una estatua de un señor montado en un caballo o de pie, auque sean las supuestas huellas de sus botas en determinado lugar del Monte Hacho…, ¡ah!, por cierto… ¿os habéis fijado en que esas huellas de las supuestas botas del general Franco Bahamonde parecen pertenecer a un gigante de dos metros y pico?

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