lunes, 21 de agosto de 2006

UN FLUJO IMPARABLE

Publicado en "El Faro de Ceuta", "Diario Sur", "Qué!", 16/04/2007

El gran número de inmigrantes que se filtran por las Islas Canarias alcanzan hoy en día unas cotas demasiado preocupantes que hacen ver a todos las razones que tienen las oenegés al decir que África llama sin parar en nuestras puertas.

A finales del pasado siglo y principios del presente, la “invasión” estaba nutrida por magrebíes que invadían nuestras costas a bordo de míseras pateras y que a trancas y barrancas fueron aceptados en una integración que ahora propaga el efecto llamada con más fuerza, con el agravante de que ahora están empeñados en que sus familiares vengan también y para ello se están movilizando muy activamente.
La presente década presenta el principio del problema que conlleva el efecto llamada y que se ha extendido mas al sur de Magreb, siendo ahora inmigrantes de Costa de Marfil, Liberia, Mauritania, Malí y Senegal. Vienen a nuestro país a bordo de cayucos, con lo que han ascendido de categoría en los viajes, y disparan las cifras registradas multiplicando por cuatro el total de inmigrantes de todo el año 2005.



Vienen de países en el límite de la miseria, muy lejos del nivel de vida a que aspiran sus habitantes, merced a las programaciones de todas las televisiones del mundo occidental y de la información que reciben de amigos y familiares ya emigrados, con una insistencia, pesada insistencia, en su angustiosa demanda de trabajo, de ilusión y de supervivencia.

Este hecho significa un grave problema de logística agravado por el hecho de que los africanos están diciendo a Europa que no pueden más, después de haber sido explotados a destajo por el colonialismo.

Dar trabajo a tal cantidad de inmigrantes me parece una utopía y por ende, dar cobijo a tal número de personas resulta, como menos, imposible; aparte de que no creo que nos vayamos a convertir todos los españoles en hermanitas de la caridad; bastantes problemas tenemos con nuestra economía, nuestro trabajo y nuestra vida familiar.
Publicado en "El faro de Ceuta", "Diario Sur", "Qué!", 16/04/2007

Los países ricos, entre los que debería sobresalir el Vaticano, deben preocuparse más por los africanos, pero en su propia tierra: África y devolverles la riqueza de la que fueron esquilmados en su tiempo y con ello tratar de recuperar el nivel que, por tiempo y espacio, les deberían corresponder.

Las inversiones especulativas y el acaparamiento abusivo de capital deberían tener una compensación moral interviniendo e implicándose a fondo con inversiones en ese continente, al menos en países necesitados, con ello aminoraría el problema y abriría otras vías de aceptar a los inmigrantes de manera legal.

Sobre todo habría que luchar perentoriamente contra las mafias que manejan a los inmigrantes de manera tan ruin como para darle el epíteto de tratantes de esclavos por libre, y hacer desaparecer esa lacra que, hoy por hoy, constituye un gravísimo problema que a la larga dará como resultado un enorme perjuicio para nuestro país y para todos los españoles.

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