miércoles, 1 de septiembre de 2010

OJO CON RUMANAS Y OTRAS COSAS

Publicado en:
El Pueblo de Ceuta

Salgo de mi casa para tomar el café de todos los días, accediendo al ascensor me para una vecina y me dice que en la calle hay un grupo de personas pidiendo dinero y datos de los donantes en nombre de asociaciones de discapacitados.
Le digo que no existe ninguna asociación que mande a la calle a personas para hacer lo que me está contado.
Se escandaliza porque ha donado 50 euros. Ha dado sus datos personales, incluyendo el número del carné de identidad…, firmando en el papel que le presentaron.
Bueno, este sistema de estafar a la gente está archicontrolado por la policía en varias ciudades, pero ¡no pueden hacer nada!
Primero, porque al ser una estafa cuyo montante nunca es superior a los 400 euros no pueden presentar denuncia como delito, a lo más como falta.
Segundo, porque las estafadoras, siempre son mujeres, suelen darles una edad no penal (aunque tengan más de 20 años, su apariencia física es de menor edad) y apoyadas en que carecen de papeles, salvo el de residencia. Y falsificaciones de permisos de residencia salen como churros.
Tercero, a los jueces les molestan que le entreguen dossiers por tan poca cantidad estafada y dejan de atender el problema, con el consiguiente cansancio de las Fuerzas de Seguridad,
No tienen en cuenta que, globalmente, la estafa es de más de 10.000 euros diarios por cada grupo de cinco rumanas, siempre son rumanas, que deambulan por las ciudades dirigidas por ex miembros del ejército de la antigua URSS. Comprobado.
Esto implica varias cosas: estafa impune; recogida de datos personales con los que efectuar más estafas impunes; conocimiento de los domicilios donde realizar los planes estratégicos de asaltos y robos…, no sigo porque me mareo.
Solo se puede hacer una cosa: alertar a los ciudadanos de la falsedad del asunto.
Repito, ninguna asociación de discapacitados realiza una campaña de recogida de datos de los ciudadanos ni piden que aporten dinero, que van a parar directamente al bolsillo del responsable de esos grupos de delincuentes.
Como la gente tiene un corazón así de grande hacía toda clase de discapacitados, caen fácilmente en la trampa, cuando el cebo es una bella chica de pelo rubio y ojos azules (la mayoría de rumanas que hacen esas prácticas tienen ese estereotipo) que aparenta ser discapacitada sensorial y menor de edad.
Van provistas de un portafolio con hojas perfectamente diseñadas para recabar datos; falsos carnés de identidad de asociaciones de discapacitados inexistentes; documentos que acredita su edad, por si las moscas; no suelen hablar, por dificultades con el castellano, y se hacen pasar por sordomudas…
Bueno, ya saben de qué va el asunto.
Les recuerdo otra vez: no pertenecen a ninguna asociación de discapacitados activa. Pertenecen a asociaciones de delincuentes.
A partir de ahora ya es problema de Vds. el aceptar o no darles sus datos y dinero.
Aunque no son como los políticos que celebran banquetes para recaudar dinero para sus partidos, tienen cierta simbiosis con éstos.
Si quieren ofrecer, pese a todo, dinero… ofrézcanlo directamente a las asociaciones de discapacitados existentes en la ciudad. Son las verdaderamente necesitadas.
No alimenten la existencia de seres nómadas que abusan de la benignidad del pueblo.
Con la ONCE y las subvenciones oficiales y particulares ya tiene cubiertas, las asociaciones, sus necesidades más perentorias.
Que no pase “ná”
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