domingo, 20 de septiembre de 2009

EDUCAR A TODOS

En la habitual reunión del Casinet se ha hablado largo rato de la Educación para la Ciudadanía y las consecuencias de la decisión del Tribunal Supremo que la refrenda rotundamente.
Algún que otro “abuelo” refunfuña sarcásticamente y asegura que su hijo seguirá adelante con la objeción de conciencia para que su nieto no asuma esa asignatura, o sea que asegura rotundamente que su hijo cumple la ley de la misma manera que la cumple los Gobiernos
Al ser preguntado el porqué dice eso, contesta con dos preguntas: ¿acaso ponen la bandera española en los ayuntamientos de algunas comunidades?, ¿acaso en Catalunya hay libertad de enseñanza bilingüe?...
Puede que el “abuelo”, afiliado al partido “Ciutadans pel Canvi”, tenga razón en algunos puntos, pero lo que hablamos no tiene nada que ver con las banderas, sino con una decisión del Supremo que, a no más tardar, será complementada por el Constitucional si es que los peperos insisten en presentar recurso.
Hay que educar a esa gente intransigente sobre la democracia, hay que insistir en que esta palabra representa la auténtica libertad del ser humano.
Hay que educar a esos representantes de un arcaico régimen ya fenecido hace muchísimos años e insistirles que la democracia significa la aprobación por la mayoría de los representantes elegidos por el pueblo de cualquier decisión que afecte a todos, estén o no de acuerdo con esa decisión.
La Educación para la Ciudadanía es completamente viable y que no está reñida, en ningún caso, con la educación y formación que los padres deben impartir.
Resultado: el 88% de los tertulianos aprueban la implantación de esta asignatura. Del resto sólo un 7% se opone, los restantes no dicen ni pío, o sea que se abstienen.
También es necesario educar a las empresas de suministros, como eléctricas y de agua, para que ofrezcan convenciones educativas a sus comerciales y que estos se comporten como es debido.
Me explico. Mi vecino se ha cabreado lo suyo porque mientras estaba trabajando, dos individuos se presentaron en su casa, estaba su mujer, y se llevaron el contador de la luz sin previo aviso.
Llamó a la compañía eléctrica, Fecsa-Endesa, para que le informara de esa anomalía increíble, pues estaba al corriente de pago de los correspondientes recibos de suministro.
Le respondieron que él había pedido el cambio de compañía y que se había dado de baja en el servicio de la empresa. Ciertamente él jamás se había dado de baja, ni siquiera sabe como funciona la cosa… después de innumerables quejas pudo por fin volver a tener el contador de la luz en casa.y con ello el suministro. Le aseguraron, en la compañía eléctrica, que todo se debía a un malentendido de un comercial… ¡jo!, menudo malentendido.
Por cierto, en mi casa se han presentado varias veces tipos bien vestidos, con una cartera bajo el brazo y un soporte de documentos en las manos con el bolígrafo preparado y apuntando claramente hacía ciertos apartados. Después de dar los buenos días solicitan la factura de la luz. Al preguntarle quiénes son y para qué quieren la factura, me contestan que sólo cumplen órdenes de la compañía y me dicen que simplemente he de firmar el documento que me presentan después de haberles dejado la última factura…, ignoro si esto esta incluido en la Educación para la Ciudadanía pero lo cierto es que los iba mandando a freír espárragos cada vez que me hacía ese juego tonto.
Eso ya no es un problema de educación, es un problema de acoso y derribo, perfectamente denunciable ante los juzgados de guardia.
Cambiemos. Cabe destacar un hecho que suele ocurrir con determinada frecuencia: una chica de dieciséis años está desesperada porque tiene el bombo sin ella quererlo. Su amigo del Instituto, sin el koko, le ha metido una paletada de microscópicos seres y uno de estos seres se ha introducido de lleno en la bolita esa de la chica. No sabe qué hacer, no quiere seguir con el bombo hinchándose cada mes. Esa responsabilidad, la de llevar un bombo y el resultado final, la está destrozando y apartando de las falsas e hipócritas convenciones sociales. Sus padres son objetores de conciencia sobre la Educación para la Ciudadanía y encima la amenazan, insultan y tratan de echarla de casa…

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