lunes, 21 de septiembre de 2009

PARIÓ EL ABUELO



Regresa uno satisfecho de pasar unos momentos agradables con los amigos y amigas de la Casa de Ceuta, incluyendo la comida compuesta por un potaje de primera y unos pestiños que saben a gloria.
Cuando vuelve uno de comerse un potaje de esas características –cocinado por mujeres ceutíes- y satisfecha su gula con unos pestiños hechos por una granadina que tiene más de Ceuta que de Granada, puede decirse que se encuentra uno en la antesala del espacio aéreo reservado a la felicidad.
Lo diría, que me encuentro feliz, pero por lo que se, ve esa felicidad es relativa.
Bueno, entrendo de lleno en la política de la Escopeta Nacional, tras un largo paréntesis en que no entro en ella, vamos a ir por el abuelo.
Vaya con don Manuel Fraga Iribarne, desde lo de Palomares no le ha salido otra cosa mejor que parir un comentario que no tiene absolutamente nada que ver con lo que está ocurriendo en su Partido Popular (antigua Alianza Popular).
A estas horas del siglo, las salidas de Mariano Rajoy y los suyos con respuestas inapropiadas a las crisis que están pasando por los malos rollos de sus correligionarios en la Comunidad de Madrid y los chanchullos dinerarios en que se meten (en realidad no nos sorprende esto porque resulta que siempre han estado metido, los peperos, en chanchullo por el estilo), están dejando la credibilidad del PP hecha unos zorros.
Encima, la culpa de todo la tiene Rodríguez Zapatero por meter caña con los fiscales, como si estos fueran manejables al gusto del que mande en el momento.
Me parece que Rajoy no sale bien parado de ésta, aunque siga contando con la confianza de los de siempre y con la esperanza de auparse, algún día, en la poltrona de La Moncloa. Su partido hace aguas… y seguirá haciéndolas.
Se nota, y desde lejos, que los peperos están desesperados por quitarse toda esa mierda de encima. Mierda aderezada con pintas de espionaje del agente 89, el del zapatófono, y paletas metidos a concejales con ínfulas de hacerse millonario en el menor tiempo posible sin que juegue a los sorteos de azar.
Por ahora estamos tranquilos porque ya nos conocemos el juego de atacar y esconder la mano, nos enseñó el abuelo, hasta que llegue un momento y se haga realidad lo que esta noche visualizamos por TV: el golpe de Estado.
Vemos que falta poco para que entremos en la Guinnes de los récords con el número de parados que sigue aumentando. No se, no se si dentro de poco estaremos en la calle todos excepto nuestro Rey.
En fin, que estos tiempos se parecen exactamente a otros tiempos y dudo que se termine el suspense este año. Me refiero a la crisis, tanto económica como laboral y con las nuevas noticias de expulsiones de trabajadores de grandes empresas no queda tranquilo el ambiente.
Ya tenemos que aguantar la mala situación laboral para que los peperos vengan, como siempre, amargarnos los pestiños en vez de mover cuerda para ayudar a los españoles con sus problemas y no seguir poniendo obstáculos al Gobierno. Los del PP, y el propio partido, deben estar en el banquillo de los sospechosos como esos nuevos que intentan participar en las elecciones vascas y como tales, quitarlos de las listas, a los peperos, como ejemplo y escarmiento. No siempre los de la izquierda son culpables.
En fin, acabaré ahora. Las insensateces no se escriben peor mientras se hace una larga digestión.
Que lo pasen bien, que mañana veremos a España enfrentarse a Inglaterra con el Peñón de Gibraltar al fondo.

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