domingo, 20 de septiembre de 2009

INTERMITENTES

En todas partes, en cualquier rincón de nuestro país, hay zoquetes –por no emplear palabras de mayor envergadura calificatoria- que cogen el volante del coche como si fueran canicas de sus juegos infantiles.
Mucho cabreo producen esos conductores que se pasan limpiamente las más pequeñas normas de comportamiento en el tráfico rodado, por no escribir de las normas de circulación que se saltan cada dos por tres.
Todos los vehículos, de cualquier composición y tamaño, de nuestra era disponen de unas lucecitas que se encienden intermitentemente cuando el conductor pulsa determinada barrita y que están situadas en los extremos de las delanteras y traseras de los vehículos, en algunos la tiene colocadas también en los lados, especialmente los de larga longitud.
No están ahí para cuando al conductor se le ocurra poner música y utilizarlas como las de la discoteca, ni para embellecer la carrocería del vehículo.
Su simple función es la de advertir a los demás que va a comenzar a efectuar una maniobra, la que sea, que rompe la armonía del tráfico.
Pues, ni eso. Muchos conductores no utilizan la barrita de los intermitentes ni para aparcar y creen que los que vienen detrás adivinan su futura maniobra.
En las autopistas muchos de esos conductores zoquetes cambian de carril para adelantar al que tiene delante sin avisar con los intermitentes justamente cuando se le va acercando peligrosamente el que corre más. Como resultado: frenazos que dejan marcada la calzada como negros latigazos de un castigo inmerecido; topetazos de mayor o menor gravedad que producen heridos y hasta muertos, dejando el coche dispuesto para el desguace…



Muchas veces, a lo largo de mis desplazamientos diarios al lugar de trabajo, he sido testigo de accidentes por culpa de esas maniobras sorpresivas. Personalmente nunca me ha pasado nada hasta ahora y eso que muchas veces me he encontrado en esa situación de ver que un vehículo que rodaba lentamente por mi derecha cambia de carril y se pone delante de mi coche con el consiguiente susto y pisada veloz al pedal de freno.
Llevo de un tiempo a ésta parte, que no superan los tres años, que muchos conductores tienen parálisis en las manos cuando cambian de dirección o cuando van a apacar. No se molestan para nada en advertir a los que viene detrás de sus maniobras… ¿no enseñan ahora en las autoescuelas el manejo de la barrita de intermitentes? ¿Será cosa de la Educación para la ciudadanía?
Por cierto que el Supremo ha avalado la Educación para la Ciudadanía, así que los protestotes… a callar.
Bueno, cambiemos de tema aunque el título del artículo sea fijo.
¿No serán intermitentes los cabreos de los peperos? Con el espectáculo montado ahora con esa puesta en escena de espías, guerra fría interna, emboscadas, seguimientos… no sé a dónde quieren ir a parar estos peperos.
Los que dicen que la dirección del PP va a por Esperanza Aguirre… creo que son de esos que no usan la barra de los intermitentes para nada. Sobre todo la propia Esperanza Aguirre que con éste paso ve rotas sus esperanzas de poner el intermitente de la izquierda y adelantar a todos para auparse en la presidencia del partido, secreto a voces.
Lo dantesco del caso es que la propia presidenta de la Comunidad de Madrid juró y perjuró que no existían tales espionajes, en declaraciones de dias anteriores al de hoy, precisamente hoy y ahora declara intempestivamente que esos casos de espionajes y sus dossieres los conocían tanto ella como el propio Mariano Rajoy desde hace tres años… mentiras tras mentiras no para de soltar los peperos.
El papel de víctima no le va a la Aguirre, su trola es tan patente como las estrellas de su Comunidad. Se ve que la desinformación es una de las herramientas del anterior régimen que sigue vigente con los peperos. Mal asunto.

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