domingo, 20 de septiembre de 2009

JEFES COJONUDOS

Anda revuelta la tropa internacional de presidentes y primeros ministros en las reuniones que llevan a cabo como yo las llevo en el Casinet o en la asociación. De hecho en la tertulia del Casinet hemos sacado a colación las actitudes del presidente USA y del primer ministro de Turquía como unas lógicas salidas a las situaciones actuales de la economía mundial y de la política.
En Davos (Suiza) ha saltado bastante cabreado el turco Erdogan en su debate con el judío Simón Peres en un alarde de ejecución sumaria de su cabreo.
No le conviene al presidente judío ganarse más enemigos de los que tiene. Su postura y su exposición de puntos de vista sobre Gaza, defensa exaltada de la invasión y consiguiente ataque israelí a la franja, no fue en realidad el motivo del encolerizado enfado de Erdogan sino el tiempo de intervenciones que le dieron a cada uno. Si al judío le conceden 23 minutos… ¿porqué al turco le conceden doce?
A más de que Simón Peres faltó totalmente a la etiqueta que normalmente prima en las diplomacias cuando de reuniones internacionales se trata, con su larga exposición de sus puntos de vistas que no encajan en la manera que un presidente tiene que hablar, exageró en su postura diciendo cosas incorrectas.



Precisamente por esa incorreción de Simón Peres, Erdogán tenía previsto soltarle un buen rapapolvo, pero el moderador le cortó varias veces su intervención avisándole que se le había acabado el tiempo cuando apenas llevaba diez minutos hablando. De ahí su monumental cabreo y su decisión de no volver nunca más a Davos.
Sin embargo, pese a lo cojonudo de su acción, quisiera recordarle de manera retórica que él, al menos su Gobierno, hace más o menos lo que hace Israel: destruir vidas humanas… ¿Qué no?, que se lo pregunten a los turcos y a los armenios, sin olvidarnos de Chipre.
Otro jefe de Estado que se salta las normas más prudentes de la forma de intervenir que han de tener es el nuevo presidente del EE.UU, Barak Hussein Obama.
La salida del presidente estadounidense marcando territorio a los sinvergüenzas de Wall Street es utópica y con ello da salida a una vía para que personajes que viven por y para la banca sienten sus blanquísimas posaderas donde corresponde.
La cojonuda salida de Obama tendrá consecuencias estilo Kennedy, eso seguro, porque atacar a unos de los poderes fácticos americanos de esa manera conlleva esas consecuencias previsibles.
Que declare en su intervención que la crisis en el país vive un desastre continúo para las familias, americanas por supuesto, a causa de la recesión económica, que se contrajo un 3,8 %, le ha dado la oportunidad de ser el presidente de la peor caída en 26 años de la economía estadounidense. Barak Hussein Obama no tiene la culpa, desde luego.
Ese es el problema de tener una clase media que se construyó sobre la base de unos sindicatos fuertes que fueron cercenándose durante el mandato de Bush. Ahora le toca a Obama fortalecer los derechos sindicales de los trabajadores para enfrentar a la crisis con ayudas a la clase media. Todo lo contrario de su antecesor en el cargo, George Wallace Bush, que sacó dinero del Tesoro estadounidense para engrosar los bolsillos de los financieros. De ahí lo de sinvergüenzas.
Entre tanto el chuiquito Castro se reúne con su homólogo ruso en un intento de rememorar situaciones dadas en el pasado soviético de ambos…
¿Aquí? ¿Aquí en España?, como no sea que sigamos el espectáculo mediático de los supuestos espías peperos… no veo dónde sacar gente cojonuda que salte a la palestra. Protagonismos no, por favor. Mirar hacía arriba, a ver si cae un meteorito, como aconseja el ínclito Rajoy a los suyos para que todos miremos en esa dirección y les den tiempo a esconder sus trapos sucios. Como cualquier mago de esos que circulan por los escenarios españoles.
En fin, que la reunión del Casinet sigue más viva que nunca pero yo me largo porque estoy muy, pero muy cansado.

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